Un día de viento.
Los coches a paso lento.
No muy lejos
un último destino.
El hijo de una madre.
La mirada distante de su padre, lamentando
"lo que hicieron mal".
(A él siempre le molestó eso.)
Mi amigo y yo
vivimos nuestras vidas plenamente,
de principio a fin.
Tu amigo y tú, dulcemente
con fuerza y orgullo
a pesar de todo, y nadando
contracorriente,
esperando tozudamente ganar.
Y al terminar,
tu tío el raro mirando
a todos tus amigos
con disciplina militar.
Y se detuvo un momento,
para sonreír y hablar de ti con franqueza
(Adiós, apretón de manos...
...como si lo hubieras hecho todo bien)
para enjugarnos las lágrimas.
No más dolor, no más miedo.
No más tristeza o muerte.
No más espera ni llanto.
Todo esto ya ha terminado.
Hoy empieza otra vida.