¿Quién dijo que todo está perdido?
¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!
Tanta sangre que se llevó el río:
yo vengo a ofrecer mi corazón.
No será tan fácil, ya sé qué pasa;
no será tan simple como pensaba:
como abrir el pecho y sacar el alma...
Una cuchillada del amor...
Luna de los pobres, siempre abierta:
¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquila, me iré despacio;
y te daré todo, y me darás algo...
¡Algo que me alivie un poco más!
Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y hablo de países y de esperanzas,
hablo por la vida, ¡hablo por la nada!
Hablo de cambiar esta, nuestra casa;
de cambiarla por cambiar, nomás...
¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón...
Yo vengo a ofrecer mi corazón...
Yo vengo a ofrecer mi corazón...
Yo vengo a ofrecer mi corazón...