Ya sé que te crees fantástico,
Perfecto y sin un error,
Te marchas sin dar un dónde ni un porqué,
No sé cómo podré sobrevivir sin ti.
Ya sé que te crees un águila,
Que vuela sin un adiós,
Y yo siempre aquí, esperando una vez más,
Sabiendo que de ti no hay nada que esperar.
¿Y qué culpa tengo yo,
De seguir enamorada de ti?
Mi cabeza dice no,
¡Pero el corazón me pide un sí!
No, no, no, no,
¿Y qué culpa tengo yo?
No, no, no, no,
¿Y qué culpa tengo yo?
Y sé que por fin regresarás,
Seguro de mi perdón,
No puedo guardarte mi rencor,
Amor, tú eres la luz, ¡amor, tú eres mi Dios!