La arena se escurre de nuestros pies
justo debajo del borde del muelle donde nos conocimos por primera vez.
Y te atrapé una vez, pero me decepcionaste dos veces,
no sé cómo.
Y hay un lugar al que íbamos todos a cantar.
Sí, nos juntábamos cerca de la vieja iglesia de la ciudad para oír esas campanas resonar.
Nunca olvidaré esos días
cuando era digno de tu amor.
Prometo que no haré ni un ruido
pues me doy cuenta que ya no me quieres cerca.
Y sé que los días pasarán
y pronto nos libraremos de estas cosas.
Así que deja que las palabras suaves se pronuncien
y se unan a estos himnos invernales.
Los cuervos volando con sus alas viejas,
un aliento ansioso con pulmones que apenas tienen la fuerza para cantar.
Y peleé contigo una vez, pero me dejaste ganar dos veces,
no sé por qué.
Y hay un capítulo que sigo intentando leer
pero las páginas se pegan y se resquebrajan ahí donde tus dedos solían estar.
Nunca olvidaré tus manos
pues siempre me estuvieron empujando.
Prometo que no haré ni un ruido
pues me doy cuenta que ya no me quieres cerca.
Y sé que los días pasarán
y pronto nos libraremos de estas cosas.
Así que deja que las palabras suaves se pronuncien
y se unan a estos himnos invernales.
Sólo déjanos crecer... tu paciencia se perdió en el mar.
Sólo no te vayas... y toda esta oscuridad vendrá.
Mi corazón tiene un clima tempestuoso
y el todo es lo único que tengo por ahora,
y me voy a casa.
Pero prometo que no haré ni un ruido
pues me doy cuenta que ya no me quieres cerca.
Y sé que los días pasarán
y pronto nos libraremos de estas cosas.
Así que deja que las palabras suaves se pronuncien
y se unan a estos himnos invernales.