Vivir sin ti,
¡qué duro aprendizaje!
Ante mi espejo,
aprendiendo a hablarme.
El maestro que me enseña
es el tiempo que no para...
Vivir sin ti,
¡qué duro aprendizaje!
Como uno que ya no ve
y, poco a poco por las habitaciones,
reconoce sus muebles
por los golpes en las piernas.
El tiempo me besa los ojos
y me secaba las lágrimas;
lentamente va apagando
los olores que dejaste.
De nuevo la noche y yo
¡dentro de esta cama tan ancha!
Y la temida paz,
que ya vuelve a casa;
hacía tanto tiempo,
que pedía entrada
dándome, tiernamente,
su mano helada ...
Vivir sin ti
y, poco a poco, olvidarte...