Estrellada, estrellada noche.
Pinta tu paleta de azul y gris.
Mira hacia afuera en un día de verano
con ojos que conocen la oscuridad de mi alma.
Sombras sobre las colinas,
bosqueja los árboles y los narcisos,
atrapa la brisa y los escalofríos del invierno
en colores sobre el mundo nevado de lino.
Ahora entiendo
lo que me intentaste decir.
Cómo sufriste por tu cordura,
cómo intentaste liberarlos.
No querían escuchar, no sabían cómo.
Quizás ahora escuchen.
Estrellada, estrellada noche.
Flores ardientes que refulgen con brío,
nubes que se arremolinan en una calima violeta,
reflejando los ojos de Vincent, azul de porcelana,
colores que cambian de matiz,
campos matutinos de grano ambarino,
rostros ajados alineados en el dolor
son aliviados por las manos amorosas del artista.
Ahora entiendo
lo que me intentaste decir.
Cómo sufriste por tu cordura,
cómo intentaste liberarlos.
No querían escuchar, no sabían cómo.
Quizás ahora escuchen.
Porque no podían amarte,
pero tu amor aún era verdadero.
Y cuando no quedaba esperanza a la vista
en esa estrellada, estrellada noche,
te quitaste la vida, como a menudo hacen los amantes.
Pero Vincent, podría haberte dicho
que este mundo nunca fue para alguien
tan hermoso como tú.
Estrellada, estrellada noche.
Retratos colgados en salones vacíos,
cabezas sin marcos en paredes sin nombre
con ojos que observan al mundo y no pueden olvidar,
como los extraños con los que te has encontrado,
los hombres andrajosos en ropas andrajosas,
una espina de plata en una rosa sangrienta,
que yace aplastada y rota en la nieve virgen.
Ahora creo que entiendo
lo que me intentaste decir.
Cómo sufriste por tu cordura,
cómo intentaste liberarlos.
No querían escuchar, aún hoy no escuchan.
Quizás nunca lo hagan.