Viniste del fin del mundo
en un barco vagabundo,
viniste como quién
llega para contar
historias y verdades,
voluntades y cariños,
promesas y mentiras de quien
de puerto en puerto se deja amar.
Viniste de repente
con la mirada tierna y caliente...
bebiste para celebrar
tu vuelta,
me tomaste en tus brazos
en marineros lazos,
tocaste en mi cuerpo una canción
que en vil magia me hizo tuya.
Subiste al cuarto
a paso lento y harto
de besos y ron.
La noche ardió,
me cubrí en tatuajes,
me disolví en viajes,
con pólvora y perdones tomaste
mi navío que ahora es tuyo.