Una vez creció un hermoso niño,
Así nació el hijo de Ukko.
Kirmu, un feroz guerrero de mal carácter,
El señor del Vesilahti.
A la edad de 4 años
Montó a un perro pastor,
A la edad de 5 años, a caballo
Atravesó la bahía de Kaakilan.
Llegó al país natal de Kirmu,
a la cabaña de un joven,
Un Señor de velo, un hombre de la Cruz
Adorador de Jesucristo.
El Señor de velo hablaba mucho,
Propagaba sus historias.
Inventó sus sermones
Amenazando a los hijos de Ukko.
Esto fue demasiado para Kirmu,
Fué demasiado para el señor del Vesilahti,
Fué demasiado para el gran Caudillo,
Fué demasiado para el gran espadachín.
Kirmu el sabio gobernante
Puso bajo la custodia de guerreros
prisionero al Señor de velo.
Ató al bastardo de Cristo.
De esta manera Kirmu le dijo
murmurando al Señor de velo:
"Abandona tu fe y unete a mi
si es que tu espíritu aún sobrevive"
El Señor de velo no temió,
no obstante se quedó en silencio
Rezando en nombre de Kirmu
A pesar de ser clavado a un árbol.
En Naulinkari de Sakaselkä
Dejaron al Señor de velo,
Para reflexionar y decidir
Si vivirá o morirá.
En la noche más oscura
A la luz de la luna,
Llegó la ayuda de los aliados
Adoradores de la imagen de Jesús.
Hilja la doncella, seguidora de Jesús,
Fue de ayuda para el Señor de velo.
Sujetó a un niño a su balsa,
Llegó a terreno firme.
La doncella Hilja se escabulló silenciosamente
Pasando más allá de los guardias,
Liberó al Señor de velo
hacia el Sauna secreto de Kerilahti.
Kirmu blasfemó y maldijo,
El enemigo no se veía por ninguna parte,
ni en la trampa, ni en su Isla
en Naulinkari de Sakaselkä
"¿Por qué enmendó su muerte,
no me atreví a matarlo,
a tomar el espíritu del Señor de velo
a estrangular al señor de Kalanti?"
El Señor de velo fue capturado
Una vez más en una trampa
Esta vez para siempre.
Por siempre su eterno enemigo,
Arrancó los brazos del Señor de Velo.
Sus manos fueron separadas,
Chorreo sangre de su torso.
Sujetaron con desprecio sus manos,
el acero cauterizó sus arterias.
Ese fue el fin del Señor de velo,
Un anciano cansado y afligido.
Las acciones de Kirmu fueron lamentables,
Sus actos terminaron en esta historia,
En aquellas tierras de los bosques,
En las puertas de Vesilahti.