La oscuridad aquí es todo cortina
y silencio como en el fondo ...
Su Majestad es una mujer,
¿y es de verdad para mí?
La electricidad es escasa aquí,
el agua gotea del techo.
Mujer, majestad,
¿cómo te decidiste venir aquí?
Oh, tu venida es como el fuego.
Está lleno de humo y es difícil respirar ...
Bueno, entra, por favor.
No es bueno estar de pie en el umbral?
Quien eres tú? De dónde eres?
Oh, soy un hombre incrédulo...
Creo que te has confundido la puerta,
la calle, la ciudad y el siglo.
(Por José Antonio Ñique Valdivia)