Miklagaard ha sido nuestro hogar
durante veinte años o más.
Hemos puesto nuestras hachas, lanzas y espadas
al servicio del emperador.
Somos guerreros leales.
Hicimos un juramento:
proteger al emperador,
aunque muriéramos en el intento.
Nuestra lealtad siempre fue firme,
mantuvimos nuestra palabra.
En los campos de batalla del sur,
nuestro grito de guerra resuena.
Hemos librado muchas batallas.
Muchos dieron su vida,
pero todos los que murieron por el hacha y la espada
fueron llamados al Salón.
Nuestro tiempo aquí
está llegando a su fin.
No podemos sino rememorar
un frío día de primavera.
Hace tanto tiempo,
cuando partimos a la mar.
¡Partimos de las costas de **Svitjod,
con sueños de fama y oro!
La obra de las nornas
nos era desconocida.
Somos guerreros leales.
Hicimos un juramento:
proteger al emperador,
aún tras la muerte.
Es el momento de despedirse,
hemos tomado una decisión firme.
Debido al sagrado juramento que hicimos,
es el momento de volver a casa.
Nuestro tiempo aquí
ha llegado a su fin.
Permanecerán nuestros recuerdos
de Miklagaard,
nuestro hogar del sur,
hasta el final de los días.
¡Partimos a las costas de Svitjod
con honores y botines!
¡Volvemos a casa!