Ya no está alegre mi valle, nublarse sus cielos vi
y están marchitas las flores que enamorado le dí
y de aquel antiguo canto del viejo río materno
no queda mas que éste llanto que va rodando
entre tanto se hace mas triste el invierno
Vallecito de Huaco donde nací
sombra del fuerte abuelo que ya se fue;
a tu molino viejo quiero volver
hoy que de amarga vida probé la hiel.
Lejos de ti
de mi querencia,
pobre de mí,
me paso llorando ausencias,
me paso llorando ausencias.
Cuando me doble el cansancio de mis afanes perdidos
he de tornar a la sombra de tus viejas arboledas,
al frescor de mis aleros, a la paz de tus sembrados,
al oro de tu poniente cuando prolonga la tarde
su agonía entre las lomas y al fogón de tus pastores
envejecidos de invierno, entre cantos de cencerros
y quejumbres de vihuelas con el ¡ay! de las tonadas
y en callada mansedumbre como quien se va durmiendo,
quiero morirme sonriendo bajo la luz de tu cielo.
Acaso cierren mis ojos las piadosas manos magras
de alguna vieja huaqueña... de negro rebozo pobre
y antiguo credo cristiano.
Te canto Vallecito por recordar
tus verdes alfalfares mi huerto en flor
el oro de tus trigos, el manantial
y la lejana estrella que él reflejó.