Entró en mi vida como un sueño,
donde no existía dueño
ni tiempo ni lugar.
Ese sueño enano fue gigante
necesitando a cada instante
tenerla cerca de mí.
No hay una flor que tenga un olor tan suave.
Respiro su aroma y la siento dentro de mí.
Baila descalza, se desliza en el aire.
Colorea mi espacio con caricias que le di.
Y ahora soy un vagabundo
en las calles de su amor
viviendo en las aceras de su corazón
y me arropo entre cartones
en un mar de callejones.
Visto harapos de ilusiones
y los besos que le sobran
es la limosna que me da.
Miseria, amor cambié miseria
por aquellas cosas bellas que te di.
Amor que quiera amar a su manera
si no deja que le quieran no puede ser.
Dibujo su cuerpo con el vaho de mi aliento.
Tras el cristal ella vuelve a desaparecer.
Y ahora mi niña te deshaces en silencio.
La noche está fría, esperemos el amanecer.
Y ahora soy un vagabundo
en las calles de su amor
viviendo en las aceras de su corazón
y me arropo entre cartones
en un mar de callejones.
Visto harapos de ilusiones
y los besos que le sobran
es la limosna que me da.
Y me arropo entre cartones
en un mar de callejones.
Visto harapos de ilusiones
y los besos que le sobran
es la limosna que me da.