Un camello de Oriente entre en la ciudad,
carga en la joroba un saco lleno de regalos,
pregunta a su rey que camino han de seguir,
pero el hombre está dormido,
el camello quiere despertarlo con un grito
que se pierde en la noche.
"Disculpe taxista, ¿me podría orientar?
Es noche de reyes, como usted ya sabrá,
un niño y una niña nos están esperando,
traemos unos paquetes de muy lejos,
pero el rey ha caído en un sueño profundo
y ¡estoy tan perdido!"
Trepa el camello, trepa, trepa por la farola!
Descansa en el balcón del piso principal,
se topa con pan y agua que le han preparado,
pero el rey duerme en el callejón
y el camello no quiere malgastar la ocasión
de probar unos barquillos y un turrón.
Y mira el pesebre y se ve atractivo,
allí entre el musgo, atravesando un río,
pero no queda tiempo y se acerca al sofá,
con los dientes saca, con cuidado, del saco,
una bicicleta de colores llamativos,
unas muñecas rusas y un soldado.
¡Un camello de Oriente sale de la ciudad!
¡La joroba ligera vacía de regalos!
El rey se despierta y pregunta dónde están.
"Puede estar tranquilo Majestad",
contesta la bestia avanzando por el asfalto,
"ya le avisaré al llegar".
¡Y el sol va saliendo y el rey sigue roncando!
¡Y el sol va saliendo y el rey sigue roncando!