Alma o hermana,
gemelo o hermano de nada,
pero, ¿quién eres?
Tú, mi mayor misterio,
mi único vínculo cercano,
el que me engalana y me germina,
el que me retiene.
Tú, el único animal
que perdí de mi arca.
Solo hablas una lengua
sin palabras vanas,
esa que hace de ti
mi otro ser reconocido.
No hay nada que comprender.
Aunque pase el intruso,
nada puede esperar.
Yo soy la única que entiende los silencios
y cuándo me hacen temblar.
Tú eres mi otro yo,
la fuerza de mi fe,
mi debilidad y mi ley,
mi insolencia y mi derecho.
Y yo soy tu otro yo.
Si no fuéramos de aquí
seríamos el infinito.
Si uno de los dos cayera,
el árbol de nuestras vidas
nos guardaría lejos de la sombra,
entre cielo y fruto,
pero nunca demasiado lejos del otro
porque seríamos castigados.
Tú serás mi último segundo:
soy la única que entiende los silencios
y cuándo me hacen temblar.
Tú eres mi otro yo,
la fuerza de mi fe,
mi debilidad y mi ley,
mi insolencia y mi derecho.
Y yo soy tu otro yo.
Si no fuéramos de aquí
seríamos el infinito.