Te dejo la cinta del Cristo de Bonfim (1):
no me ha servido.
Pero me quedo con el disco de Pixinguinha, ¿sí?
El resto es tuyo.
Echando la cuenta, te puedes quedar
las sobras de todo lo que llaman hogar,
las sombras de todo lo fuimos nosotros,
las marcas de amor en nuestras sábanas,
nuestros mejores recuerdos,
La esperanza de que todo se arregle,
la puedes olvidar.
La alianza la puedes empeñar,
o fundir.
Pero debo decir que no te voy a dar
el enorme placer de que me veas llorar,
ni voy a cobrarte los daños
de mi pecho tan despedazado.
Además,
acepta una ayuda de tu futuro amor,
para el alquiler.
Devuélveme el libro de Neruda que te llevaste
y nunca leíste.
Cierro la puerta sin hacer escenas
me llevo el documento de identidad,
una botella, mucha nostalgia
y la leve impresión de que ya es muy tarde.