Madre de Tito:
"Tito, no eres hijo de Dios,
pero hay quien muere al decirte adiós".
Madre de Dímaco:
"Dímaco, ignoras quién fue tu padre,
pero más que tú, muere tu madre".
Las dos madres:
"Con demasiadas lágrimas lloras, María,
solo la imagen de una agonía:
sabes que, a la vida, en el tercer día,
tu hijo volverá:
déjanos llorar, un poco más fuerte,
a quien no resurgirá ya de la muerte".
Madre de Jesús:
"Lloro de él lo que me han quitado,
los brazos delgados, la frente, el rostro,
cada vida suya que vive aún,
que veo apagarse hora a hora.
Hijo en la sangre, hijo en el corazón,
y quien te llama - Nuestro Señor -,
en la fatiga de tu sonrisa
busca un tajo de Paraíso.
Para mí eres hijo, vida que muere,
te llevó ciego éste mi vientre,
como en el seno, y ahora en la cruz,
te llama amor ésta mi voz.
Si no hubieras sido hijo de Dios
te tendría aún por hijo mío".