Preciso no dormir
hasta que se consuma
el tiempo de nosotros.
Preciso conducir
un tiempo de amarte,
amándote lenta y urgentemente.
Pretendo descubrir
en el último momento
un tiempo que rehace lo que deshizo,
que recoge todo el sentimiento
y lo pone en el cuerpo una vez más.
Prometo quererte
hasta que el amor caiga
enfermo, enfermo...
Prefiero, entonces, partir
a tiempo para poder
liberarnos de nosotros mismos.
Después de perderte,
te encuentro, con certeza,
talvez en el tiempo de la delicadeza,
donde no diremos nada:
nada sucedió.
Apenas seguiré
como encantado al lado tuyo.