Todo el mundo cuenta sus penas
Pidiendo la comprensión
Quien cuenta sus alegrías
No comprende al que sufrió
Señor de los espacios infinitos
Tú que tienes la paz ahí entre las manos
Derrámala, Señor, te lo suplico
Y enséñales a amar a mis hermanos
De lo que pasa en el mundo
Por Dios que no entiendo nada
El cardo siempre gritando
Y la flor siempre callada
Que grite la flor
Y que se calle el cardo
Y todo aquel que sea mi enemigo
Que sea mi hermano
Vayamos por esa senda
A ver que luz encontramos
Esa luz que está en la Tierra
Y que los hombres apagamos
Señor de los espacios infinitos
Tú que tienes la paz entre las manos
Derrámala, Señor, te lo suplico
Y enséñales a amar a mis hermanos
Y enséñales lo bello de la vida
Y a ser consuelo en todas las heridas
Y amar con blanco amor toda la tierra
Y buscar siempre la paz, Señor, y odiar la guerra
Y en aquel jardín han entrado
Cuatro hombres a por fía
Y sin compasión se han llevado
La rosa que yo quería
Y luego la han despreciado
Y ¿quién me puede demostrar
Que Cristo no fue gitano?
Ni que sabía cantar
Las flores de tu balcón
Las flores de tu balcón
Lloran por verte, que lo sé yo