Nada detiene
en el descenso del corazón
y el fuego de los “te quiero”
se convirtió en cenizas.
Nada me basta.
Delante de mí pasa la vida
hiciste del sueño
una pesadilla.
Qué esperas, qué retrasas.
Porqué te paras en la puerta
Cuando te vayas, detrás de ti verás
cómo apagué las luces.
Qué esperas ahora, qué miras.
Delante de ti estallará.
Lo sé, empezaras de cero
qué más puedo perder.
No te diré nada.
En este último minuto
la responsabilidad nunca acusará
a nadie.
No te detengas por nada.
Esto lo haces por nosotros.
Te vas y quizá te ahorres
considerarlo.