Átame al mástil y escóndeme la luz del sol
Pues ya no puedo resistir el llamado de sus gritos
Que me llaman desde esa roca escarpada
Era la melodía más dulce,
como oro y miel goteando de las yemas de los dedos de Dios.
Siento el viento en mi rostro que viene del movimiento de sus alas
Siento la negra y sedosa ternura ahogándome
Pero casi puedo saborear la felicidad
Está tan lejos
Pero casi puedo sentir tu abrazo
Más fuerte que el llamado de la sirena
Pues no es hermoso ni puro
pero existe más allá de la costa
Lucha para ser escuchado más fuerte que el chillido de su llamada
Bajo mis pies, un retumbar
cien demonios tratan de escalar
Ellos ahuyentan mi armonía y hacen que el amor tenga miedo de llamar
Ellos se ponen cada vez más inquietos, y mientras nuestro barco parte hacia el mar,
Nunca se silenciarán
para ti ni para mi
Pero casi puedo saborear la felicidad
Está tan lejos
Pero casi puedo sentir tu abrazo
Más fuerte que el llamado de la sirena
He visto una pista,
de esta felicidad, de esta dicha
sólo de saber que existe sé que la debo probar
Y le he dado un vistazo
(Un momento, sólo un beso)
Por el rabillo del ojo,
a días mejores que ya pasaron
Pero casi puedo saborear la felicidad
Pero casi puedo sentir tu abrazo.