[Prólogo]:
("¡Ay de ti! Oh, la tierra y el mar,
ya que el diablo envía a la bestia con venganza,
porque sabe que el tiempo es corto,
deja que aquél que posea el conocimiento,
reconozca el número de la bestia,
porque es un número humano,
su número es seiscientos sesenta y seis")
Me quedé solo, mi mente estaba en blanco,
necesitaba tiempo para pensar,
para obtener los recuerdos de mi mente,
¿qué fue lo que vi? ¿puedo creer que lo que vi
esa noche era real y no una mera fantasía?
Justo lo que vi en viejos sueños,
¿eran reflejos de mi mente deformada devolviéndome la mirada?
porque en mis sueños, siempre está ahí,
la cara maligna que retuerce mi mente y me lleva a la desazón.
La noche era negra, de nada servía resistirse,
porque sólo tenía que ver, ¿era alguien mirándome?
en la niebla, las figuras oscuras se mueven y serpentean,
¿era todo de verdad o sólo algún tipo de infierno?
Seis seis seis, el número de la bestia,
el infierno y las llamas surgieron para salir a la luz.
Las antorchas ardían y los cánticos se alzaban,
mientras empezaban a llorar, manos en alto hacia el cielo,
en la noche, las llamas ardían resplandecientes,
el ritual ha comenzado, Satán ha hecho su trabajo.
Seis seis seis, el número de la bestia,
esta noche habrá sacrificio.
[Instrumental]
Esto no puede seguir así, debo reportarlo a la ley,
¿esto puede seguir siendo real, o sólo un sueño alocado?
pero me siento atraído a las hordas de cánticos,
parecen hipnotizarme, no puedo esquivar sus ojos.
Seis seis seis, el número de la bestia,
seis seis seis, para ti y para mí.
Volveré, regresaré,
y poseeré tu cuerpo, te incendiaré,
tengo el fuego, tengo la fuerza,
tengo el poder de hacer que mi maldad siga su propio curso.