Es el tiempo de la gracia que surge de la nada,
donde el hombre se salva por una voz en la distancia.
Es el tiempo de posibles curas milagrosas,
donde la esperanza es moneda de cambio y la muerte no es la última incógnita,
donde el tiempo empieza a desvanecerse
y la edad es bienvenida a casa.
Es el tiempo de ojos que se encuentran sobre el ruido
y mantienen la mirada con nítida comprensión.
Es el tiempo del frío que calienta una divina intervención,
estás a salvo aquí, lo sabes.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.
Es el tiempo de cicatrices y heridas en el corazón,
de sentir todo el peso de nuestras cargas.
Es el tiempo de agachar la cabeza en el viento
y saber que no estamos solos en el miedo,
no estamos solos en la oscuridad.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.
No olvides,
no olvides que te quiero, te quiero,
te quiero.