Dijiste que no me necesitabas, pero lo hiciste.
Dijiste que no me querías, pero lo haces.
Es como una comedia, primero me besas,
luego me dices que se acabó.
Digo que tienes algunos problemas; sí, los tienes.
Algunas cosas que debes trabajar; de verdad debes.
Es como un programa de entrevistas, no espera, de fenoménos
en el que el fenómeno eres tú.
Soy el humo de tu fuego.
Soy la mentira en la que puedes confiar.
Soy esa cuerda en tu guitarra.
Soy esa chica que no puedes callar.
Soy la sangre que quizá necesites
en tu auto cuando aceleres.
En ese cigarro que respiras.
No te puedes librar de mí.
Dijiste que no era graciosa pero te reíste.
Dijiste que no podía manejar rápido pero chocaste.
Es gracioso cómo resulta todo con tu gran boca.
Siempre se te regresa.
Pensaste que me habías descifrado; no eres profundo.
Señor Bromista; eres un pervertido.
A lo más podrías haber confesado que eres un gran desastre
y que eres malditamente débil.
Soy el humo de tu fuego.
Soy la mentira en la que puedes confiar.
Soy esa cuerda en tu guitarra.
Soy esa chica que no puedes callar.
Soy la sangre que quizá necesites
en tu auto cuando aceleres.
En ese cigarro que respiras.
No te puedes librar de mí.
Pero aún así, intento y justifico,
intento dejar que esto se muera.
Nunca diremos adiós, no puedo esperar.
Te lo restregaré en la cara
vestida con un bonito lazo.
Te enviaré a casa a que llores.
Soy la sangre que quizá necesites
en tu auto cuando aceleres.
En ese cigarro que respiras.
No te puedes librar de mí, yeah, yeah.
No te puedes librar de mí.