Cuando de veras se quiere
el miedo es tu carcelero,
y el corazón se te muere
si no te dicen “te quiero”.
Y cualquier cosa te hiere
como a mí me está pasando,
que me despierto llorando
con temblores de agonía,
porque tus ojos, mi vida,
y ese color de tu pelo
aun dormida me dan celos,
—gitano— gitano del alma mía.
Miedo, tengo miedo,
miedo de quererte.
Miedo, tengo miedo,
miedo de perderte.
Sueño noche y día
que sin ti me quedo.
Tengo, vida mía,
miedo, ay, mucho miedo.
Tiemblo de verme contigo
y tiemblo si no te veo.
Este querer es un castigo,
castigo que yo deseo.
Yo en tus palabras no creo
ni en las mías tú tampoco.
Por tu avenate de loco
ya me duele el pensamiento
de este puñal que presiento
que llenará de agonía
tu alegría y mi alegría,
—gitano— gitano de mis tormentos.