La tarde que le conocí,
él acababa de cumplir
18 años.
Era verano claro está,
y yo empezaba ya a soñar
con mi pasado.
Ante un espejo le fingí
que maquillaba mi nariz
para mirarle.
Cuando me vi tan cerca de él
habría dado no sé qué
por conquistarle.
Me sonrió con intención
y fue su edad la explicación
de su victoria.
No quiso hablarme del amor,
pues según él esa cuestión
es otra historia.
Me dijo: "Tú me vas muy bien,
eres igual que la mujer
de 'El Graduado'."
Yo no le pude resistir
y entre sus brazos descubrí
un sol dorado.
Dieciocho años nada más
eso le hizo ser audaz
mas que insolente.
Cuando llegué a despertar
solo sentí la soledad
indiferente.
Por un momento pretendí
en retenerlo junto a mí,
pero no quise.
Me dijo: "No has estado mal"
con un candor tan infernal,
antes de irse.
Entonces tuve que fingir
que maquillaba mi nariz,
para no verle
y estuve a punto de olvidar
que yo le doblaba
la edad.