Linda estaba la tarde que la vide
el patio de su rancho acomodando;
y aunque guapo pa' todo me sentía,
no pude hablarla y me quedé temblando.
Estaba como nunca la había visto;
vestido livianito de saraza,
con el pelo volcando de los hombros,
era una virgen que encontré en la casa.
Ni ella ni yo, ninguno dijo nada
con sus ojazos me siguió quemando,
dejó la escoba que tenía en la mano,
me quiso hablar... y se quedó temblando.
Era el recuerdo del amor primero,
amor nacido en nuestra edad temprana,
como esas flores rústicas del campo
que nacen de la noche a la mañana.
~ ~
Amor que está oculto en los adobes
de su rancho paterno tan sencillo
y en la corteza del ombú del patio
escrito con la punta del cuchillo.
Me di vuelta, pisando despacito,
como quien desconfea de una trampa
envolviendo recuerdos y emociones
entre las listas de mi poncho pampa.
No sé que me pasó... monté a caballo
y salí galopiando a rienda suelta
con todos los recuerdos y emociones
que en las listas del poncho saqué envueltas.
Linda estaba la tarde que la vide
el patio de su rancho acomodando,
la tarde que aunque guapo me sentía
no pude hablarla y me quede temblando.