Nunca en mi vida odié como a ti te odio.
Eres como azúcar y sal, ángel y demonio.
Noto que todo creció, como así tu corage,
yo que te conozco muy bien y sin el maquillaje.
Nuevamente alguien bueno y barato,
de tus brazos otro candidato,
sin límites y sin medida
y al precio que le pongas a tus mentiras.
Te odio y te odio porque sales con él,
te odio cuánto te odio porque hablas con él,
porque te acercas con la fantasía,
que un día me quisiste a mí vender y yo compré.
Te odio y te odio porque sales con él,
te odio cuánto te odio porque amas con él,
con el asunto de los sentimientos,
del cuento aquel de que tú eres fiel
y lo de la cuestión de piel.
Nunca en mi vida odié como a ti te odio,
hasta te llegué a maldecir en mis noches de insomnio,
pobre galán tu Don Juan, que le has dado de pronto,
el más hermoso lugar en tu lista de tontos.
Tú te sientes orgullosa pues sabes
que el amor lo haces como nadie,
pero sabes que no hay otro hecho,
comienza y termina el amor en tu lecho.
Te odio y te odio porque sales con él,
te odio cuánto te odio porque hablas con él,
porque te acercas con la fantasía,
que un día me quisiste a mí vender y yo compré.
Te odio y te odio porque sales con él,
te odio cuánto te odio porque amas con él,
con el asunto de los sentimientos,
del cuento aquel de que tú eres fiel
y lo de la cuestión de piel.
Y si quieres conmigo volver a jugar,
yo ya no juego más.