No me arrepiento, no...
No me arrepiento
de haber dejado morir,
dentro de mí,
mis sentimientos,
De haber dejado extinguirse
la llama que hizo fundirse
nuestros cuerpos.
No me avergüenzo, no...
No me avergüenzo
de haberte visto sufrir
y no sentir
nada por dentro,
De estar de brazos cruzados
mientras te vas derrumbando...
Y es que no puedo tener remordimientos...
Estribillo:
Porque tú te lo mereces,
por haberte creído
que impunemente jugarías conmigo.
¡Te lo mereces, ladrón, como castigo!
Porque tú has hecho grande
mi dolor tantas veces
que mi rencor en tu presencia se enciende.
¡Te lo mereces!
¡Sí, te lo mereces!
No me arrepiento, no...
No me arrepiento
de haber sabido esperar
para vengar
cada momento
que por tu culpa he llorado,
que por tu amor he sufrido.
¿No habrás pensado que yo te he perdonado?
Estribillo:
Porque tú te lo mereces,
por haberte creído
que impunemente jugarías conmigo.
¡Te lo mereces, ladrón, como castigo!
Porque tú has hecho grande
mi dolor tantas veces
que mi rencor en tu presencia se enciende.
¡Te lo mereces!
¡Sí, te lo mereces!
¡Te lo mereces, ladrón, como castigo!
Porque tú has hecho grande
mi dolor tantas veces
que mi rencor en tu presencia se enciende.
¡Te lo mereces!
¡Sí, te lo mereces!