Con el ansia más grande de mi vida
te espero, aunque pase sin sueño
las horas de la noche;
con el alma sedienta de tus besos
me muero; sólo tú has de salvarme
y yo siempre te espero.
Nada me importan las horas negras
de mi desvelo, si con tus ojos
tiene su aurora mi negro cielo.
Con el alma sedienta de tus besos
me muero; sólo tú has de salvarme
y yo siempre te espero.
(Se repite desde el principio)