Ponme mi vestido blanco,
aquel con que nos casamos,
el doctor por más que le ande,
está muy lejos nuestro rancho.
Ya no gastes en remedios,
ya mis fuerzas van mermando.
¡Ponme mi vestido blanco!
Tata Dios... me está llamando,
Tata Dios... me está llamando.
Tata Dios...
Tata Dios...
~ ~ ~
Todo se queda en silencio,
solo Juan le dice a ella:
vieras que lindos jilotes
se están dando en la ladera,
pero ya no quiero nada,
voy a regalar la siembra.
Tata Dios así lo quiso
y con Tata nadie juega,
y con Tata nadie juega.
Tata Dios...
Tata Dios...
Tata Dios... me está llamando...