Soy la tarántula de África.
Sonrío pensando mal
dentro de mi caja de plexiglás
para defenderte de mí y de mi veneno.
Libre, dicen, que puedo matarte observándote,
pero tu pagas tu boleto para mirarme.
Luego podrás quererme muerto o bien amarme.
Verás cuánto te gusta
apretando con la mano a tu papá.
Vete, vete, vete... vete, vete, vete.
¿Y qué sucede adentro
si el corazón tiene mucha sed?
Y afuera te diviertes pero nadie me lo pregunta,
lo fácil que es pensar en el sol
como una distracción.
Y madurando mi dolor
me transformo en atracción.
Capturado por mi distracción,
elección o imposición.
Me repito con convicción
que la vida desde aquí iba a ser mejor,
pero lo mejor no resiste.
Y qué bello, qué triste es
olvidar que el dolor existe,
que el dolor existe.
Eres una catarina bellísima.
Sonríes mirando todo.
Quizá nadie te observe nunca.
Pero a veces esto cuenta menos,
mucho menos.
Es estúpido, dicen,
regalarse a otro árbol,
dormirse entre sus ramas y sus hojas.
Ya no sabes si continuar o contentarte.
Verás cuánto te gusta
apretando con la mano a tu papá.
Vete, vete, vete... vete, vete.
¿Y qué sucede adentro
si el corazón tiene mucha sed?
Y afuera te diviertes pero nadie me lo pregunta,
lo fácil que es pensar en el sol
como una distracción.
Y madurando mi dolor
me transformo en atracción.
Capturado por mi distracción,
elección o imposición.
Me repito con convicción
que la vida desde aquí iba a ser mejor,
pero lo mejor no resiste.
Y qué bello, qué triste es
olvidar que el dolor existe,
que el dolor existe.
Pero tu pagas tu boleto para mirarme.
Luego podrás quererme muerto o bien amarme.
Verás cuánto te gusta
apretando con la mano a tu papá.
Apretando con la mano a tu papá.