Quererte es día y noche soñar con tu cara,
es mi piel que se muere sedienta de tu piel,
es la primavera perdida que juega con mi edad,
hecha de días llenos de esperanza y de noches sin descanso.
Quererte es ese torrente que corre por mis venas,
que se precipita en mi corazón para invadir mis días.
Es la mano del carcelero que sin ayuda de cadenas
me retiene prisionero sin necesitar apoyo.
Es el eco de tu nombre que me canta al oído,
es todo lo que invento constantemente en sueños.
Es el zumbido de esas mil maravillas,
de todo lo que eres y lo que no eres.
Quererte son también las cosas más íntimas.
es mi cuerpo y tu cuerpo bajo el dosel de tu cama
y las palabras susurradas que la felicidad sublima
haciendo de mí el dios omnipotente de tus noches.
Quererte son mis manos y mi cuerpo que te imploran,
es tu perfume embriagador que flota a mi alrededor.
Quererte es todo eso e incluso más aún,
es el ansia de tenerte sin cesar en mis brazos.
Quererte está tan dentro de mis carnes que me quema y dibuja
en lo más profundo de mí una especie de cuadrado azul
del que se escapan cantos que la felicidad atenúa
en armonías celestes con acentos suaves y puros.
Quererte son esas dudas que me desalientan,
ese miedo a que te vayas dejando solamente
algunos recuerdos como hojas muertas
en mis alegrías destrozadas y mi vida crucificada.
Quererte es la razón de ser de mi vida
y si tú me dejas sin esperanza de volver,
haré de quererte mi última locura
muriendo a tus pies en nombre de nuestro amor.