Eras plena y totalmente capaz.
Eras autosuficiente e innecesario.
Tu casa estaba totalmente decorada de esa forma.
Fuiste llevado conmigo hasta un punto,
un caso de "cuidado con lo que deseas",
pero lo que sabías era suficiente para empezar.
Y así fue que llamaste y cortejaste intensamente.
Así me buscaste, sin miedo en absoluto
y sin embargo, conocías la cautela y para qué servía.
Y te saludo por tu valor.
Y te aplaudo por tu perseverancia.
Y te acepto por tu fe a pesar de las fuerzas adversarias
que yo represento.
Así te involucraste pero no del todo.
Estabas dispuesto a esto pero no totalmente.
Sabías como los brazos alargándose pueden mantener la duda.
Y así caíste y estás intacto.
Así te zambulliste y sigues respirando.
Así saltaste y sigues volando si no es que sorprendido.
Y te apoyo en tu confianza.
Y te elogio por tu sabiduría.
Y estoy sorprendida por tu entrega a pesar de las fuerzas adversarias
que yo represento.
Encontraste formas creativas de distanciarte.
Te ocultaste de mucho mediante el humor.
Tu armadura elegida fue tu intelecto.
Y así sentiste y sigues aquí.
Y así moriste y sigues de pie.
Y así te ablandaste y sigues a salvo en el mando.
Y te saludo por tu valor.
Y te aplaudo por tu perseverancia.
Y te acepto por tu fe a pesar de las fuerzas adversarias
que yo represento.
En tiempos de verdadero peligro, la autoprotección fue
tu mejor defensa ante la desconfianza y el cansancio,
entregándote a una hazaña de mesura inigualable,
y estoy emocionada por dejarte entrar,
y a su vez encantada por que me permitas entrar.
Y te saludo por tu valor.
Y te aplaudo por tu perseverancia.
Y te acepto por tu fe a pesar de las fuerzas adversarias.
Y te apoyo en tu confianza.
Y te aplaudo tu perseverancia.
Y estoy sorprendida por tu entrega a pesar de las fuerzas adversarias
que yo represento.