Él trabajaba durante la universidad
en la granja de mi abuelo.
Yo estaba sedienta de conocimiento
y él tenía un coche.
Estaba atrapada en algún punto entre mujer y niña
cuando en un verano inquieto
descubrimos al amor creciendo eufórico
en las orillas del río
en un camino muy transitado.
Es curioso cómo esos momentos duran
como el vino de fresa y los 17.
La calurosa luna de julio lo vio todo
la primera vez que probé el amor
¡oh, agridulce!
Verde en la vid
como el vino de fresa.
Aún recuerdo
cuando tener 30 era ser viejo
y mi mayor miedo
era septiembre cuando él se tenía que ir.
Algunas postales y cartas
y una llamada a larga distancia.
Nos fuimos a la deriva
como las hojas en otoño,
pero año tras año
regreso a este lugar
sólo para recordar el sabor
del vino de fresa y los 17.
La calurosa luna de julio lo vio todo
la primera vez que probé el amor
¡oh, agridulce!
Verde en la vid
como el vino de fresa.
Los campos ahora están descuidados,
han pasado años desde que vieron el arado.
No hay nada que el tiempo no haya tocado.
¿Es él, o la pérdida de mi inocencia
lo que he echado tanto de menos?
Como el vino de fresa y los 17.
La calurosa luna de julio lo vio todo
la primera vez que probé el amor
¡oh, agridulce!
Verde en la vid
como el vino de fresa.
Vino de fresa.
Vino de fresa.