Apago la televisión
y la mariposa suspendida se desploma.
Ah, me sucede incluso a mí.
Es uno de mis límites.
Hasta por nada me derrumbo.
Si lo pienso, me dan escalofríos.
Me lo decías también tú,
lo decías tú.
Te he alejado.
Huelo el olor de la ciudad.
No hago nada, me quedo encerrada aquí.
He aquí otro de mis límites.
Yo no sabía decirte que
sólo el pensarte me da escalofríos,
incluso a una imbécil como yo,
como yo.
Pero no me pienses más.
Te dije que apuntaras.
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! ¡Dispara, amor!
Tú no nos pienses más.
¿Qué quieres esperar?
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! Dispara... justo aquí.
Aquí.
Sé quien soy
incluso si no he leído a Freud.
Sé de qué estoy hecha
pero no logro desanudarme.
Y es por eso que estoy aquí
y tú a kilómetros lejos.
Que dormirás quién sabe con quién
ahora ahí.
Pero no me pienses más.
Te dije que apuntaras.
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! ¡Dispara, amor!
Tú no nos pienses más.
¿Qué quieres esperar?
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! Dispara... justo aquí.
Aquí.
Justo aquí.
Dispara.
Pero no me pienses más.
Te dije que apuntaras.
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! ¡Dispara, amor!
Tú no nos pienses más.
¿Qué quieres esperar?
El amor parte al corazón.
¡Dispara! ¡Dispara! Dispara... justo aquí.
Aquí.
Dispara justo aquí.
Dispara, dispara, dispara amor.