Me preguntaron como vivía, me preguntaron.
Sobreviviendo –dije–, sobreviviendo.
Tengo un poema escrito más de mil veces,
en él repito siempre que mientras alguien
proponga muerte sobre esta tierra
y se fabriquen armas para la guerra,
yo pisaré estos campos, sobreviviendo.
Todos frente al peligro, sobreviviendo,
tristes y errantes hombres, sobreviviendo.
Sobreviviendo, sobreviviendo,
sobreviviendo.
Hace tiempo no río como hace tiempo,
y eso que yo reía como un jilguero.
Tengo cierta memoria que me lastima,
y no puedo olvidarme lo de Hiroshima.
¡Cuánta tragedia sobre esta tierra!
Hoy que quiero reírme apenas si puedo,
ya no tengo la risa como un jilguero,
ni la paz de los pinos del mes de enero,
ando por este mundo sobreviviendo.
Ya no quiero ser solo un sobreviviente;
quiero elegir el día para mi muerte.
Tengo la carne joven, roja la sangre,
la dentadura buena y mi esperma urgente.
Quiero la vida de mi simiente.
No quiero ver un día manifestando
por la paz en el mundo a los animales.
Cómo me reiría ese loco día;
ellos manifestándose por la vida
y nosotros apenas sobreviviendo.