Oh campana de mi aldea,
doliente en la tarde calma,
cada campanada tuya
suena dentro de mi alma.
Y es tan lento tu sonar
como triste es la vida,
que ya el primer tañido
suena como a repetido.
Por más que me tañas cerca,
cuando paso, siempre errante,
es para mí como un sueño,
me suenas en el alma distante.
A cada tañido tuyo,
vibrante en el cielo abierto,
siento el pasado más lejos,
y más cerca la nostalgia.