Los segundos que van desde el recuerdo,
sobre una línea fina, hacia el fondo del comedor.
Dibujo una ventana con el dedo en la pared
y la abro para dejar pasar este sol vestido de frío.
Simplemente me gusta aquel olor,
aquel de las cosas que no hemos dicho pero sé que están,
el olor de los ratos que hemos perdido por tantas calles,
el de las ramas de árbol que estos días son abetos.
Simplemente sonrío porque no tengo ninguna prisa,
ahora que tus guantes me abrigan bien las manos.
Mandarinas, luces de feria y más diciembres
que hemos ido pasando.
Juegas con la lana del jersey,
y haces círculos hipnóticos mientras miras el cartel
de alguna foto antigua desde el mundo a todo color,
aquel punto justo de risa que se mezcla con la tristeza.
Simplemente me gusta no creer en nada,
sólo en los ratos que pesan sin ningún peso,
aquellos que despiertan una especie de calor,
aquellos tan idiotas que tal vez no entiendo ni yo...
Simplemente sonrío porque no tengo ninguna prisa,
ahora que tus guantes me abrigan bien las manos.
Mandarinas, luces de feria y más diciembres
que hemos ido pasando y nos quedan tan lejos.
Simplemente hoy te miro sin prisa.
Cancioncillas diluídas dentro del vino.
Siempre me dices si falta mucho para primavera,
y hoy estamos aquí.
Simplemente sonrío porque no tengo ninguna prisa,
ahora que tus guantes me abrigan bien las manos.
Mandarinas, luces de feria y más diciembres
que hemos ido pasando y nos quedan tan lejos.
Simplemente hoy te miro sin prisa.
Cancioncillas diluídas dentro del vino.
Siempre me dices si falta mucho para primavera,
y hoy estamos aquí.