Lucero de la mañana,
préstame tu claridad
para alumbrarle los pasos
a mi amante que se va.
Si pasas algún trabajo
lejos de mi soledad,
dile al lucero del alba
que te vuelva a regresar.
Dile al lucero del alba
que te vuelva a regresar.
Si mi querencia es el monte
y mi fuerza un cimarrón,
¿cómo no quieres que cante,
cómo no quieres que cante
como canta un corazón?
Si mi querencia es el monte
y la flor de araguaney,
¿cómo no quieres que tenga,
cómo no quieres que tenga
tantas ganas de volver?
Si mi querencia es el monte
y una punta de ganado,
¿cómo no quieres que sueñe,
cómo no quieres que sueñe
con el sol de los venados?
(se repite desde el principio)