Cuando pienso en ti,
enseguida veo,
no sé por qué,
el balcón florido
donde me has sonreído
cuando me marché.
¡Acuérdate!
Desde entonces, viajo
y en todos
los caminos,
para siempre, tu dulce rostro
que un sueño roza,
se queda.
Porque el tiempo que vuela
al viento del olvido
pasará sin ruido,
sin borrar nada.
Mamá, ya lo sabes
nada puede romper
el pasado.
Me acordaré
de tus ojos
hasta mi último día,
Mamá,
¡Mi amor más tierno!