Cuarenta años de adolescente, cerca de medio siglo
en verano palidecía
en invierno me bronceaba
cuarenta años de inmadurez
un derrochador Don Quijote
ahora cuarenta años de sensatez
de buen ver y caballero
nací en un pueblo
un miércoles a mediodía
ningún médico me asistió
sino la mano de una madre
los familiares se reunieron
desde temprano en la casa.
¿Qué bebé es este?
¡Y qué nariz tan grande!
Duerme, duerme, bebé, duerme
duerme, duerme y encargué,
duerme, duerme su dote en Estambul
y sus joyas que he encargado.
duerme, duerme y donde
duele, que se cure, duerme, duerme,
duerme duerme
pero de mi sueño
me libré,
estiré mi tirachinas y
apunté a los aviones.
Y en el mejor momento
me despertaron violentamente
para dormirme de nuevo
maestros en pupitres.
y mientras recordaba todo
y tenía una mente afilada,
me olvidé de crecer
y me quedé soltero.
Así mantuve para siempre
mi imagen infantil,
de aquel gamberro
que guardaba un tirachinas.
Sueño que tomas a los niños,
ven y toma también a este.
Siendo pequeño te lo di,
señor, traémelo.
Esconde su tirachinas,
házmelo sensato.
Querido amigo, conocido,
compañero, cliente,
esta noche traje conmigo
aquel tirachinas.
No sea que vaya tu mente a lo malo,
no dispararé ningún pájaro
¿por qué tengo que luchar
contra mirlos y perdices?
Nuestros sueños infantiles
os dispararé,
con colores y música
os las cantaré.
Querido amigo, conocido,
compañero, cliente,
esta noche que nos encontramos,
te doy el tirachinas.