La primera vez que nos encontremos de nuevo
no tendré la culpa de dejarte marchar por tu cuenta.
Y ahora entre las páginas hay un nuevo separador,
un círculo negro en el calendario del destino, del destino.
La primera vez que nos volvamos a ver entonces
te haré entender cuánto sé esperar a alguien.
No es cosa mí el sostener en los hombros un paracaídas
cuando estoy en el séptimo cielo con alas nuevas.
¿Y sabes qué diría?
Que yo sin ti
tengo el aire de un cerillo en el viento.
¿Y tú que dirás?
Que en nuestro caso no hay
respuesta más ruidosa que el silencio.
La primera vez que nos encontremos donde
nos escogimos mutuamente en medio de todos los demás con precisión,
conseguiremos retomar la escena ahí desde el punto exacto
para finalmente fingir lo que habríamos hecho, habríamos hecho.
La primera vez que nos perdamos juntos
será una noche cerrada y tendrás mi mano que te sostiene.
No quiero siquiera oírte ya hablar de paracaídas
cuando estoy en el séptimo cielo con alas nuevas.
¿Y sabes qué diría?
Que yo sin ti
tengo el aire de un cerillo en el viento.
¿Y tú que dirás?
Que en nuestro caso no hay
respuesta más temerosa que el silencio.
La primera vez que nos encontremos de nuevo
no tendré la culpa de dejarte marchar por tu cuenta.
No quiero siquiera oírte ya hablar de paracaídas
cuando estoy en el séptimo cielo con alas nuevas.