Bajo la luna clara que hay en Venecia
y en las azules aguas de sus canales
cantaba un gondolero con triste acento
este lamento mientras bogaba:
Veneciana,
el influjo de tus ojos
tan azules como el mar,
veneciana,
me embriagaron locamente
y por siempre te he de amar.
Veneciana,
en mi góndola te espero
para hablarte de mi amor.
Veneciana,
no desprecies mi cariño
porque muero de dolor.
Oh, oh, oh, oh...
Oh, oh, oh, oh...
Veneciana,
por un beso de tu boca
mataría sin piedad.
Veneciana,
ven y calma con tus labios
mi pasión y mi ansiedad.
Oh, oh, oh, oh...
Oh, oh, oh, oh...