No creo muy decisivamente que hagamos este viaje,
Más allá de los cielos luminosos, cada vez más claros
Protegidos, inaccesibles por la sombra.
No nos veo como almas errantes por siempre,
Pretendiendo en un paraíso invisible, él también, por exceso de luz
El cuerpo se curva, lentamente como la esperanza marchita
Ya sólo se ven las marcas del tiempo que nos acercan a nuestra tumba latente