Oye quieres hablarme de cuando tenías otra cara
y caminabas hacia ella y no pensabas que desde aquel instante habrías sido quien eres
tú eres, no eres más lo que eras hace un tiempo y ahora eres aquello que es diferente de mí.
Y pensar cuánto traicionaron todos aquellos besos
que se llevaron de las bocas las frases que habríamos querido gritar
para convencernos de que amarnos no seríamos nunca capaces
y entonces tú explícame de nuestros besos el sentido,
y si un sentido le encuentras dime al menos cuál es,
dime si hay...
Oye, ¿quieres escucharme?
Tengo todavía otras caras que vestir, ¿tú quién eres?
No te asejemas a mí entre aquellos que cosí y no recuerdo más quien eres, tú eres, ya no eres más aquél que eras hace un tiempo, y ahora eres aquél que es diferente de mí.
Y pensar que cuando secuestraron todos los pensamientos,
aquellos besos mentirosos parecían verdaderos.
Mientras nos impedían de convencernos de que no habremos visto nunca el final de todos esos besos, porque sin final los habremos robado de ésto que tú ahora me das, ¿el inicio cuál es?
Oye, aquello que veo eres,
un reflejo que no me pertenece.
No me reconozco,
tú, espejo, ¿sabes decirme al menos quién eres?
Aquello que veo eres...
En la boca pruebo tus besos,
en los ojos vuelvo a ver tus ojos y entiendo finalmente quien eres.
Y pensar que, cuando traicionado por todos los besos,
no me he dado cuenta de cuanto permaneces en los ojos,
en la cara, en el aire hay una parte de ti.
Y tengo entendido que si mi reflejo está mirándome en cara
no me reconozco
pero luego una bella sonrisa me corta la cara y me digo que soy idéntico a ti.
Oye, quieres cambiarme...