Señora melancolía,
conmigo tú estás de novia
de tanto que ya nos ven juntitos
como la lluvia con la tristeza,
como la barca con la tormenta,
como el invierno con la pobreza;
me voy pensando.
Señora melancolía,
de noche duermo contigo
y aún el sueño puede apartarnos,
y al despertar siento ya en mi boca
el dulce amargo que dan tus besos,
quiero alejarme pero no puedo;
me voy soñando.
Y no te enojes si a veces
me ves alegre o me ves cantando,
no es culpa mía sino del vino
que a la cabeza se me ha subido.
Sabes bien que cuando pasa,
vuelvo a tu lado llena de espanto,
mi risa loca se vuelve llanto
y siento dentro de mí tus ojos
que me devoran el alma entera;
me voy callando.
Señora melancolía,
mi alma estás consumiendo,
te llevo dentro como una larva
alimentándote con mis penas,
con mis dolores y mis cadenas,
con la tristeza que es mi condena;
me voy sangrando.
Señora melancolía,
soy tuya y eres mía,
te veo en cada fotografía
de amores que ya me han olvidado
dentro el baúl de viejos recuerdos
y en cada carta de amor pasado;
me voy llorando.
Y no te enojes si a veces
me ves alegre o me ves cantando,
no es culpa mía sino del vino
que a la cabeza se me ha subido.
Sabes bien que cuando pasa,
vuelvo a tu lado llena de espanto,
mi risa loca se vuelve llanto
y siento dentro de mí tus ojos
que me devoran el alma entera;
me voy muriendo.