Anoche cuando llegué
no la encontré a mi mujer.
Se habrá ofendido conmigo
pues yo no le daba de comer.
Se fue, se fue, se fue.
Que suerte que se fue,
que no vuelva más.
Un hombre no debe, no,
llorar por una mujer.
Porque mientras uno llora,
ella se busca otro querer.
No lloro porque se fue
por mí que no vuelva más.
Una mujer pretenciosa
muy poco tiempo puede durar.