¿De que me sirve vivir en la ciudad
Si la felicidad no me acompaña?
Adiós, paulistita de mi corazón,
Allí, a mi campo, quiero volver.
Ver el amanecer, cuando los pájaros,
Haciendo amanecer, comienzan a cantar.
Con satisfacción, enjaezo el burrón,
Atravesando el camino, salgo galopando.
Y escucho al ganado berreando
Sabiá cantando en jequitibá.
¡Por Nuestra Señora!
Mi campo querido
Lamento haberme ido.
Esta nueva vida aquí en la ciudad...
De tanta añoranza, lloré muchas veces.
Hay alguien aquí, dice que me ama
Pero no me queda bien, estoy pensando...
Lo siento, pero esta morena
No conoces el sistema en el que me crié.
Estoy cantando aquí, escuchando desde la distancia...
Alguien esta llorando
Con radio encendida.
Que añoranza inmensa por el campo y el broza
El suave arroyo que atraviesa campiñas.
Los domingos iba en canoa
En las hermosas lagunas de aguas cristalinas.
¡Que dulce recuerdo de aquellas fiestas
Donde había bailes y chicas guapas!
Vivo hoy, sin tener alegría.
El mundo maltrata, pero también enseña.
Estoy trastornado, pero no derrotado.
Estoy bien guiado por las manos divinas.
Para mi mamá, ya le telegrafié.
Y estoy cansado de sufrir tanto.
Este madrugada me iré
A la querida tierra que me vio nacer.
Escucho, soñando, el gallo berreando
Y el nhambu ululando en la oscuridad.
La luna plateada iluminando los caminos
La hierba mojada desde el anochecer...
Necesito ir a ver todo lo que hay allí.
Fue allí donde nací, allí quiero morir.