Me enseñaste la valentía de las estrellas antes de marcharte,
cómo la luz prosigue interminable aún después de la muerte.
Con la respiración entrecortada, me explicaste el infinito,
incluso lo raro y hermoso que es existir.
No pude por menos que pedirte
que volvieras a decírmelo todo.
Intenté anotarlo,
pero nunca encontré una pluma.
Daría lo que fuera por volver
a escuchártelo decir otra vez,
que el universo se hizo
solo para que lo vieran mis ojos.
No pude por menos que pedirte
que volvieras a decírmelo todo.
Intenté anotarlo,
pero nunca encontré una pluma.
Daría lo que fuera por volver
a escuchártelo decir otra vez,
que el universo se hizo
solo para que lo vieran mis ojos.
Con la respiración entrecortada, explicaré el infinito,
lo realmente raro y hermoso que es que existamos.