Un motel caluroso,
sofocante por dentro.
Conozco demasiado bien
estas once paredes.
Con alquitrán negro y caliente
me bronceo las piernas.
Descanso mi corazón
y sueño con la ciudad.
Una revista
y una Coca de dieta.
No soy un chiste.
Ésta soy yo.
Una pierna lastimada,
una carretilla pesada.
Vasos de plástico.
Un mercado de lino.
Un jardín de piedras
donde solía jugar.
La gente se queda mirando,
es parte de su día.
Un descanso para café.
Un almuerzo a mediodía.
Un filete de pan de centeno.
Una habitación verde y naranja.
Hecha mi lista,
me abro camino
para ayudar a mi madre
a que termine su día.
El pasto recién cortado,
un cajón de estacionamiento.
Nos damos a conocer.
Tenemos nuestro grupo.
Vamos de camino.
Bajamos la ventana
y gritamos a todo pulmón.
Oh, ahora estamos cansados.
Llévatelo a casa.
Me detengo de camino
a la panadería
por algo de fruta y pastel.
En casa me recuesto
tras una ducha.
Caigo muerta
y sueño.